La cuarta es la vencida

Anoche me fui a dormir con un tremendo dolor de cabeza. Hoy a la mañana ese mismo dolor, pero aun más fuerte me despertó. Tenía frío. Le dije a mi mamá que me traiga una aspirina y la tomé. Pero no se me pasaba, hasta tuve náuseas.
Después de un rato se alivió el dolor y me pude volver a dormir. Eso sí, por las dudas me puse medias y una remera.
El despertador iba a sonar a las 10 y media, pero a las y 15 me levanté. Comí unas masitas y enfilé para el registro. En el camino me crucé con gente que no quería ver, abuelos que caminan despacio, gente mal vestida y hasta a una madre que hacía orinar a su hija en un lugar público, plena peatonal.
Llegué, con la esperanza de que por fin me puedan dar mi identidad y así fue. Ésta ya tan conocida Soledad me recibió con una sonrisa y me hizo pasar. Ahí estaba. Con el problemita de la R que parecía B solucionado. Me aceptaron la foto, me pintaron el dedo y firmé. Aleluya.
Volví con el sobre pegado al cuerpo, por las dudas. Compré pan y a la 1 y media almorcé.
Hoy es viernes y tengo que hacer lucir mi documento. Así que ya organizamos todo. Previa y boliche hoy. Mañana fiesta de disfraces y el domingo a pelarse de nuevo. Genial. Paerce increíble un plan tan redondo. Hasta el clima me va a acompañar. Son las últimas de las vacaciones.