Domingo puto

Anoche fue de esas noches ocasionales en que todo es una mierda. En el cumple no me sentí bien porque, ya de entrada, cuando llegué me sentía incómodo, como si la cumplañera no hubiese querido festejar su cumpleaños y, de hecho, no estuvimos mucho con ella.
Yo conté lo de esta chica, hablamos de la fiesta, etc. De todas formas, fuimos al boliche sabiendo que estaban los inspectores de nosedónde que eran así como la seguridad máxima y solamente podían pasar mayores de 18 con documento en mano.
El hecho de ser cerca de 20 y manejarnos en grupo nos perjudicó al momento de tomar decisiones como ¿qué hacemos? ¿a dónde vamos?. Probamos pasar a un bar a hacer tiempo a que se vayan los inspectores y, si bien pasábamos, el grupo se dividió y al final nos fuimos con el resto.
A eso de las 4 recién se fueron y, ya cansados y medio histéricos por la falta de decisión, fuimos y era una conglomeración sedienta de música y alcohol que querían entrar.
Hubo un par de nosotros que no pasaron, lo cual significó un gran problema porque algunos de adentro se manejaban con los que no habían pasado y así.
Una vez solucionado ese tema dije POR FIN, a disfrutar, pero, no sé si el dj tenía un ataque de retro pop pero pasó música viejísima y que te la bajaba mal. Nos dio muchísima bronca sabiendo todo lo que habíamos querido entrar y pasarla bien después de todo.
Al final, y despidiendosé con una chacarera (sí señores, una chacarera) otro problema: una perdió un zapato. Ahora yo digo, ¿para qué se lo sacan?
20 minutos buscando ese puto zapato que al final apareció.
Sumale que durante la música pete me imaginaba a esta chica con el novio gil ese que tiene, si pensará en mí, que dirá, si la estará pasando bien con él y le hice una llamada perdida en señal de 'estar pensando en ella' como habíamos acordado. Pero ella nada.
Ahora se me cayó internet y en el msn no me habló. Le corresponde a ella, yo la llamé.



Hace un rato me llamó mi abuelo para decirme que 'el impuesto del canal ya había llegado'. Yo le dije que bueno, que después le decía a mi papá, pero pude notar en su voz que quería que yo le dijera de ir a visitarlo y, viendo que yo no lo hice esbozó un 'bueno' muy melancólico y se me partió el corazón. Cortamos y me quedé pensando y, cuando le conté a mis viejos, me dijeron de ir. Cuando volví a llamar(unas 5 veces) no respondió. Recién vengo de la casa y para sorpresa nuestra, se había ido al trabajo pero se olvidó las llaves en la puerta y la puerta abierta. Afortunadamente no pasó nada, pero ya llamé al trabajo para que le avisen lo que pasó y que en un rato mi viejo se las llevaba.


Mi abuela está mejorando, está muy bien. Lo noto en ella y en la tranquilidad de mi mamá que ahora tiene un problema menos, o en solución. Una buena dentro de todo esto.


Se juntaron unos amigos que hace mucho no veo y, habiendome levantado tarde, me di por enterado un par de horitas después de lo acordado. Otra circunstancia que me arruina el domingo.


Para colmo en un día como hoy, que no hace frío ni llueve(mis pasiones), que me entero de ciertas cosas y se me juntan los astros en mi contra es cuando me pongo a pensar que, por ejemplo:
'Está terminando marzo y con él, un mes menos de secundaria, de mi último año, y si bien sé que unos meses más vienen, ésto tiene un final.. cercano. Y desespero, entro en pánico. Es una sensación compartida y general en la escuela, donde tememos ver ese cartel de llegada.
Con el último acto que hubo, para el 24 de marzo, me tocó estar cumpliendo mi papel de escolta frente a toda la escuela y ví la cara de orgullo y curiosidad de los nenes que están arrancando y me ví reflejado en ellos, cuando hace un par de años atrás era yo el que miraba con asombro y no me preocupaba por nada. Fuimos yendo cada vez más cerca de la puerta y hoy estamos al lado, y el año que viene no estamos más. Se terminó, pasó.. y no vuelve.
Pasaron tantas caras por esa bandera, por ese lugar de escolta y ahora estoy yo y ahí es cuando me cae la ficha del último año, y chau. Buena suerte y hasta luego. Es tan raro ubicarme en ese ugar, ver a mis compañeros mirándonos con orgullo y sonriendo, en ese lugar que nos gusta estar, pero a la vez no, por lo que representa.
No quiero que se termine nunca. Hoy digo '¡¡¡Yo no quiero crecer!!!''.