lunes, 5 de abril de 2010

No soy yo, es mi otro yo.

Yo soy yo ahora, actualizando mi blog, soy yo en la escuela, en el curso y en mi casa, soy yo con un grupo de amigos, con otro y con otro. Soy yo con mi perro, con mis abuelos y mis vecinos, soy yo con los profesores, soy yo cuando miro televisión. Soy yo cuando miro programas de moda, de dibujitos y soy yo cuando miro las películas. Soy yo cuando me tiro a la cama hacer nada y soy yo cuando estudio todo el día. Soy yo cuando ando a las apuradas, cuando llego tarde a todos lados y soy yo en un día de nada. Soy yo, y son otros yo. No tengo un yo solo, somos muchos yo.

Ayer me levanté sintiendomé mi yo más mío, el que más me gusta ser. No sé si fueron las horas que dormí o la forma que dormí o simplemente se dio así. Me vestí de un mismo color, el mío, mi favorito, el que me identifica y con el cual me siento identificado y fui yo.
Después de ver tantos programas de televisión en la semana que te enseñaban a hacer huevos de pascua, de ver kioscos y estaciones de servicios y supermercados repletos de esos papeles brillantes y atractivos y de insistirle (sin resultado) a mi vieja para hacer uno, llegaron las pascuas. ¡Felices pascuas, creyentes!.

Hay 2 fechas en las cuales mi mamá quiere que vaya a misa. Son Pascua y Navidad. Ella bien tiene sabido mi ateísmo, pero no lo respeta ni lo comparte. Me quiere hacer cambiar de opinión/postura a la fuerza. Así que me tuve que comer la misa sin cantar ningún cántico, ni seguir ninguna postura o mencionar un 'amén'. No me sale, no lo siento.
Cuando acabó el mencionado encuentro con Dios, llegó la hora de la cena a la cual se sumaron mi otro hermano, mi hermana y mi sobrino, para darle un cierre bárbaro a éste fin de semana largo. La picada transcurrió como siempre, con mi sobrino insistiendo para jugar con la play y las charlas de siempre. Sin embargo, en la sobremesa, mi hermana hizo una especia de terapia mientras yo miraba enganchadísimo una peli por TELFÉ. De todas formas, no dejé de prestar atención ni echar el oído. El repaso para la prueba de hoy, la atención a mi perro, y los retoques para la semana escolar que se aproximaba podían esperar. No acoté nada, solamente un chiste que no me festejaron y me callé. Realmente era algo serio en lo cual no me involucré. No pasó nada, no os preocupeis, pero pude sentir cómo se intensificaba la confianza dentro del seno familiar(oh, qué frase!).
Al final me terminé la peli y pospuse todo lo otro, ¡qué buena estuvo!

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